El chef mediático David Muñoz (o Dabiz Muñoz, como gusta de
llamarse él mismo) ha encargado al prolífico estudio de Lázaro Rosa-Violán, el
interiorismo de su nuevo restaurante DiverXO en Madrid. El encargo, por lo que se
desprende de su web y de las declaraciones del aclamado chef, era el de un espacio que
debía resultar provocador y chocante como su propia cocina y su imagen post punk.
El interiorista ha cumplido el encargo sin cuestionarse nada, en efecto. El nuevo local es provocador y chocante pero también es feo,
de mal gusto, naif, anticuado y con cierta tendencia a lo
grotesco derivada de una inspiración fallera inesperada. Los cerditos alados salidos de un taller fallero y los cucuruchos XXL son un despropósito monumental. El color blanco y las superficies de cuarzo, ambos magníficos, no pueden salvar el estropicio estético. La alta
gastronomía se merece mejor interiorismo y Dabiz Muñoz hubiera hecho bien en
dejarse aconsejar.
Cerdos alados saliendo de las paredes, cucuruchos tamaño Matusalem, una isla central que se derrite y deforma por el calor... Dabiz quería representar su universo onírico pero el resultado es un espacio de pesadilla con su propio "ninot indultado".
Ni siquiera el efecto purificador del color blanco, siempre efectivo en un local de restauración, puede redimir el espanto de los asientos arrancados de un Jumbo. Obsérvese como las paredes de madera se hielan ante el frío que nos producen los cucuruchos XXL.
El maravilloso parquet de espiga y las superficies de límpido cuarzo se preguntan qué hacen ahí. El perchero es un sombrero de copa negro con piernas y unos bastones de colorines. ¡Cuánto daño ha hecho el surrealismo mal digerido!
Dabiz... provocar con un espacio es otra cosa. El mal gusto no es una provocación sino simplemente es eso, mal gusto e ignorancia sobre diseño de restaurantes. En penitencia te ponemos como obligación una suscripción a varias revistas internacionales de arquitectura e interiorismo .
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