Diseño de interiores: la Ventana de Marcel Benedito

Diseño de interiores: la Ventana de Marcel Benedito
Casa Sardinera de Ramón Esteve. Foto: Mariella Apolonio

domingo, 27 de mayo de 2012

Qué manía con las cosas brillantes...

Interior. Restaurante. Ruido ambiente francamente molesto. Conversación jugosa entre interioristas de colmillo retorcido y años de carretera. Mi jamón de Jabugo y yo, de espectadores privilegiados:

‒Pero bueno… ¿nadie ha pensado en la acústica cuando ha proyectado este local?
‒Los clientes de restauración sólo reparan en el precio final del presupuesto. Lo de la acústica es un gasto superfluo.
‒Casi prefiero dedicarme a proyectar casas. Aunque tiene sus inconvenientes.
‒Hay que echarle mucha paciencia…Y luego, siempre te acaban estropeando el proyecto.
‒Cuando la señora de la casa me pide que le acompañe a escoger los detalles, me pongo a temblar.
‒¡Ja! Total, luego siempre hacen lo que quieren. No se dejan aconsejar.
‒En definitiva, tienen que vivir ellos ahí dentro.
‒Sí. Pero si nos piden un proyecto actual y moderno y nos vienen con revistas para mostrarnos sus aspiraciones, ¿por qué cuelgan luego aperos de labranza en la pared? O lámparas de cristal de strass, o tapetitos de encaje sobre la cómoda… porque sobre la tele de plasma ya no se pueden poner.
‒Porque aún no han hecho la digestión de la modernidad. Les gusta pero les da miedo. Los ecos de la pobreza aún retumban en sus oídos y por eso les gusta acumular.
‒Sí. Y las cosas brillantes. En este país no se entiende una casa si no está llena de cachivaches brillantes, tejidos brillantes, superficies brillantes. Qué manía con el brillo.

Lava, de Karim Rashid para Vondom
‒Y mucha luz. Luz que lo bañe todo, como en un quirófano. Luz indirecta brutal que no deje resquicio de sombra en ningún rincón.
‒Supongo que el matiz y la sombra son conquistas culturales. Y en este país la cultura de la casa se ha perdido.
‒En las ciudades se ha perdido completamente. Pero si vas a los pueblos entiendes lo rica que es la cultura de la casa tradicional: los patios interiores, las fuentes, los aguamaniles…
‒Las persianas protegiendo la entrada, las casas bien ventiladas, las fachadas encaladas que protegen del calor, las ventanucas…
‒Y en los interiores encuentras piezas de artesanía de verdad.
‒Bueno, cada vez menos.


‒Prefiero una de esas casas de pueblo que rezuma autenticidad a un apartamento en Madrid que pretenda ser moderno y esté lleno de objetos de colorines, sillas en forma de ameba y falsas pieles de cebra.
‒La modernidad para epatar al amiguete.
‒Conozco un diseñador de muebles pseudo modernos que todas sus piezas acaban así…

Abre y cierra las manos las manos como si estuviera amasando los cuernos de un pastel o la punta de un merengue y todos nos reímos imaginando a qué tipo de formas se refiere. Cuanta sabiduría en tan poco espacio.

domingo, 20 de mayo de 2012

The water, el váter y las revistas del corazón

El cuarto de baño es, con toda probabilidad, la pieza de la vivienda moderna que mayores transformaciones ha experimentado en los últimos años y la que está expuesta y decidida a seguir cambiando en el futuro para adaptarse a las nuevas formas de concebir la vida privada. Busco documentación para una charla que voy a compartir con varios especialistas sobre los nuevos baños, en el marco de Casa Decor Madrid, organizada por la firma de grifería alemana Dornbracht.
 Un baño moderno con duchas y grifería de Dornbracht
Conclusiones provisionales. Tres grandes tendencias evolutivas moldean los cuartos de baño de nuestras próximas casas. 1. Baños verdes, ecológicos, responsables, que ahorran agua. El gran reto de nuestro futuro y de forma muy especial del espacio donde el agua adquiere sentido. 2. Baños accesibles, fáciles, pensados para todos. Ello implica que deben estar diseñados no sólo para posibles discapacidades, sino también para niños y grandes, tallas y anchos, alturas y necesidades. 3. Baños no segregados de la casa, con elementos alejados de las paredes y pensados para compartir (la tendencia más interesante desde mi punto de vista insolidario y esteticista), donde el diseño tiene mucho camino que recorrer aún.

En la Edad Media el baño estaba socializado. Una tendencia que vuelve.

Me resulta especialmente sugestiva esta tendencia que se podría ejemplificar con las magníficas bañeras exentas que desde hace años nos proponen Rapsel o Duravit. Grandes vasos que puedes rodear y disfrutar visualmente antes de introducirte en el agua tibia y sentirte como una reina en Versalles (mal ejemplo: la Iglesia católica no veía bien la higiene por perniciosa hasta hace un siglo, por lo que Versalles olía literalmente a excrementos).

La bañera exenta de Philippe Starck para Duravit: la revolución 

Los elementos funcionales del nuevo baño, progresivamente tecnificados y estudiados al milímetro para cumplir con sus primeras dos condiciones, se emancipan de las paredes como modernos titanes y se disponen a dialogar de igual a igual con la cama del dormitorio y hasta con el sofá del salón. Tan solo el humilde y solitario inodoro, definitivamente viudo desde hace años por fallecimiento del decimonónico bidé, se debe conformar con un rincón más o menos aislado donde podemos hacerle compañía con la asistencia de las revistas del corazón.
El cuarto de baño deja de ser un espacio para la higiene y deviene un área multiusos: gimnasia, relax, cuidado personal e incluso ámbito de convivencia familiar. ¿Qué sentido tiene en esta nueva situación, esconderlo en un rincón? Al contrario: bienvenido a la fiesta en casa. Cada vez son más los proyectos de arquitectura residencial que incorporan la zona de bañera o ducha al dormitorio y vestidor creando espacios híbridos repletos de interés y tensión vital. Curioso viaje el del cuarto de baño: desde los baños públicos romanos a la tinaja con comida de la época medieval, para encerrarse en el individualismo tímido del siglo pasado y volver a renacer como espacio con vocación de socializar en nuestra época. Tal vez hay cosas que preferiremos siempre hacer en privado, pero el agua, por alguna extraña razón, forma parte de nuestra cultura de grupo.

sábado, 12 de mayo de 2012

La naturaleza diseña mejor que tú

En los inicios de su carrera, el diseñador vasco Martín Azúa presentó un proyecto denominado Natural Finish, que consistía en permitir a la naturaleza acometer el acabado de ciertos objetos. Dejaba jarras de cerámica porosa en el lecho de un río durante un tiempo y las recogía transformadas con florescencias imprevistas y manchas de humedad y moho que el río había obrado sobre la superficie de cerámica. “No podías prever el aspecto de las jarras después de este proceso, pero tampoco podías fijar las manchas que, al principio, eran de un verde misterioso para transformarse luego en extrañas motas de color marrón. Al final, lo natural siempre es imprevisible, pero me interesa evitar las fronteras ficticias entre lo que hace la naturaleza y lo que hacemos nosotros. El ser humano también es naturaleza.”

El diseñador vasco afincado en Barcelona, Martín Azúa, utiliza la naturaleza como estrategia de diseño

Martín Azúa, que es también profesor de Elisava explicó esta semana, en una conferencia celebrada en el Roca Gallery de Barcelona, y compartida con Gabrielle Schiavo, de Lagranja, y el que firma como moderador, que es bueno reivindicar la humildad y el trabajo local como estrategias de diseño. Mostró un recorrido breve de sus trabajos donde se aprecian más conceptos que formas, ideas antes que realizaciones, y algunos pequeños contratiempos que al final se convierten en lecciones de realidad frente a las elucubraciones típicas de diseñador exaltado.

Jarrones decorados por la naturaleza, proyecto Natural Finish de Azúa.

En el 2008, ganó un premio FAD de arquitectura efímera por la instalación Especies en Evolución para la empresa Roca en la que diseñó un concepto de baño gruta en el que conviven la tecnología con la naturaleza. “Cuando realicé la instalación para Roca me empeñé en colocar una fuente de luz muy potente tras una cúpula realizada con un material flexible especial. Era una forma de recrear la alternancia entre el día y la noche, pero cuando estaba todo acabado la potencia de la instalación eléctrica acabó por quemar el montaje. Durante unos segundos, pensé que esas columnas de humo eran exactamente lo que yo había buscado, hasta que alguien gritó ‘¡Fuego!’ y se acabó el sueño. Al final la realidad siempre es más tozuda que nuestras construcciones mentales, de modo que es mejor empezar por hacerle caso.”


Los procesos naturales como estrategia de diseño. La autenticidad, un anhelo que no siempre está a la vista. En la naturaleza nada es gratuito, las formas son siempre el resultado de una economía de materia y energía para conseguir un resultado. Esta mañana rememoraba los comentarios de Martín Azúa mientras corría por un sendero verde del Parque de Collserola, admirando las construcciones imprevisibles de la naturaleza, los colores de la vegetación, la crudeza de la tierra y las piedras. Junichiro Tanizaki, en su obrita de referencia “Elogio de la sombra”, nos recuerda que las casas que más disfruta son aquellas que le permiten el contacto directo con el exterior, las que se dejan envolver por la naturaleza y no al revés. El diseñador, por tanto, como enseña Martín Azúa, es un aprendiz del planeta. Un alumno aventajado de lo que éste nos muestra todos los días.
Proyecto Memory Forest para Ikea, de Martín Azúa.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Arquitecoholismo, un vicio irrefrenable

Charles Saatchi, fundador de una de las agencias de publicidad más importantes del mundo y millonario recalcitrante, confiesa en su libro de memorias que es un "artehólico". Un coleccionista compulsivo de arte que vive para y por la compra de obras de arte contemporáneo; la única actividad que realmente le apasiona. Coleccionistas de arte o de chapas de cava... la cosa no es muy diferente, excepto por el compromiso económico que supone cada actividad. En ambos casos hay una pasión estética detrás de la obsesión por poseer e intercambiar objetos. 

                           
Museo Vitra de Frank Ghery

Ahora imaginaos a un señor que un buen día decide empezar una colección de obras de arquitectura en su propio jardín. Parece una chifladura muy superior a la de los coleccionistas conspicuos de arte como Saatchi o el fallecido Barón Thysen, porque la arquitectura no la puedes colgar en las paredes de tu baño, ni guardarla en una preciosa vitrina. Pues ese personaje existe. Se llama Rolf Fehlbaum y es el dueño de la empresa de mobiliario suiza Vitra. Por cierto, una de las compañías del sector más prestigiosa en el mundo, por no decir "la más".

Un esquema del Vitra Campus y su colección de arquitectura contemporánea

Su jardín es el denominado Campus Vitra que no es otra cosa que los terrenos que rodean el conjunto de edificaciones de la firma cerca de Basilea. Todo empezó con la adquisición de una escultura monumental a su amigo Claes Oldenburg quien le habló de la potencialidad de un joven arquitecto canadiense llamado Frank Ghery, a quien le pidió que proyectara el Museo Vitra, un honroso antecedente del Guggenheim de Bilbao y de sus obras organicistas. Unos años después necesitaba levantar una pequeña estación de bomberos y decidió encargarle el proyecto a la entonces prometedora arquitecta iraní afincada en Londres, Zaha Hadid. Otro tanto ocurrió con una de las naves industriales que le encargó al portugués Alvaro Siza. Más tarde fue el pabellón de reuniones de directivos que encomendó al japonés Tadao Ando, el pabellón de producción de SANAA... y mientras tanto adquirió una vieja estación de gasolina de Jean Prouvé de 1953, una cúpula geodésica de Buckminster Fuller de 1975. Y así hasta llegar al nuevo show room de la firma, inaugurado hace ahora dos años, el Vitra Haus, obra de los suizos Herzog y De Meuron. Una construcción de siluetas elementales de casas macladas entre sí como si fuera un puzzle tridimensional.  

Vitra Hause de Herzog y De Meuron, en Basilea

Tuve la suerte de asistir a la inauguración de este complejo (y de paso visitar todo el campus) en 2010 y debo decir que la construcción por dentro es un prodigio de iluminación y claridad. Un espacio diáfano donde se suceden las escenas que sirven para ir disfrutando de las afinadas y siempre modernas colecciones de la empresa para decorar la casa. Al acabar la visita, una pequeña tienda te permite adquirir recuerdos de la visita a la colección de arquitectura contemporánea más sorprendente del mundo. Entre ellos las famosas (y caras) miniaturas de los asientos históricos del siglo XX. Vale la pena plantearse esta visita al Vitra Campus que, por otra parte, está perfectamente organizada para quien se decida a pasar por Suiza y acercarse a pasear por este museo al aire libre y disfrutar de los edificios más bellos y emblemáticos de la modernidad.