Bravo por la iniciativa del hiperactivo Colegio de Decoradores de la Comunidad Valenciana de celebrar un ciclo dedicado al interiorismo de cine. (Por cierto, ¿cómo consiguen trabajar tanto y tan bien?, que nos digan qué desayunan, por favor). Han celebrado dos mesas redondas tras dos interesantes proyecciones de films donde el escenario y la puesta en escena es casi tan protagonista como los actores principales.
El primero dedicado a Gattaca, cumbre del interiorismo minimalista gélido y apabullante (ideal para denostarlo por radical) donde vemos cuán angustiosa puede ser una escalera de caracol cuando Jude Law se empeña en subirla sin piernas. Una película apreciable por su historia pero tópica en cuanto a los espacios que caen en el manido recurso de que en el futuro viviremos en el interior de un gran frigorífico.
Y ahora mi aportación personal.
Hace años intenté convencer a los responsables de una revista de cine de que abrieran un apartado dedicado a la Dirección de Arte que es como suelen llamar en esta industria a los decoradores. Me dieron un poco de cancha y empecé a investigar. ¿Qué encontré? Un vacío casi total sobre este tema, ausencia de documentación, nada de fotos, ignorancia sobre este colectivo tan importante... el desierto. Profesionales tan relevantes a nivel internacional como el gran Gil Parrondo son completos desconocidos. Imposible encontrar documentación al respecto, escasa bibliografía. Ni siquiera los premios Oscar se interesan en exceso por este apartado. Una pena... Así que mientras me arremango para abrir un canal dedicado a este oficio apasionante, dejar que os dé algunas pistas que demuestran cuán importante es la dirección artística de una película y qué bien lo saben los grandes directores. Ejemplos de ello podemos encontrar a montones.
Hablamos de un Lucchino Visconti maniático con sus escenarios que exigía que hasta la última taza de porcelana de sus decorados fuera auténtica...
De un Alfred Hitchcock que tuvo que recrear en estudio la famosa Fallingwater House porque le negaron el permiso de rodar dentro y el hombre se empeñó en que la acción de Con la muerte en los talones debía transcurrir allí.
De un Jaques Tati que convirtió en protagonista de su deliciosa Mon Oncle a la casa del cuñado, hipertecnificada y ridícula.
De un Almodóvar que no planifica sus películas hasta que no sabe cómo serán los decorados con la ayuda de los mejores Directores de arte.
De un Tom Ford que situó la historia de su hombre soltero en una mansión maravillosa de John Lautner.
El cine es el arte de recrear historias, más o menos como el interiorismo, así que disfrutemos de estos artistas que nos han permitido soñar con sus escenarios y hacer creíbles sus fantasías.