Como ya anunciamos en su día en este blog, Habitat Valencia ha decidido cambiar de fechas y acogerse al paraguas amplio y poderoso de Cevisama para capear el temporal que se avecina. Nos acercamos a Valencia para que sus responsables nos lo cuenten de viva voz y, como se supone que somos la prensa, para que nos cuenten algo que no supiéramos ya. Pero, ay... no hay nada nuevo que añadir a lo sabido con lo que el viaje de ida y vuelta adquiere un tinte de ligero "deja vu", que los más viejos del lugar (o sea, yo mismo) tenemos la sensación de que hemos vivido año tras año como en un Día de la Marmota hispánico.
Alberto Lievore compartiendo sabiduría en la última edición de Habitat
Las ferias, como nos ocurre a los medios en otro universo paralelo, están sufriendo el acoso de la inmediatez que brinda internet que actúa como el perro del hortelano. Las empresas necesitan cada vez menos asegurar su presencia física en una cita de este tipo y se ahorran un dineral que difícilmente se recupera en pedidos. Para invertir esta tendencia las ferias deben aportar algo más que exposición de oferta de forma que, cuando se acabe la crisis tremebunda que atenaza al sector inmobiliario, las cosas han de ser muy distintas.
Renovarse o morir. Pero renovarse no es renovar la junta directiva. Es replantear el concepto feria. Habitat debería ser la cita ineludible de prescriptores, arquitectos e interioristas que quieren estar al día, como lo es Milán a nivel internacional. Si ellos acuden, detrás van todos los demás, incluidos expositores y visitantes. Por suerte o por desgracia el mundo es cada vez más pequeño y viajar a Milán es tan sencillo como hacerlo a Valencia, con lo que la gente que se mueve tras las tendencias debe estar muy motivada para hacer las dos cosas. No es fácil, digámoslo de entrada. Y menos en una época tan escasa de recursos como ésta.
Ay, aquellos años felices en que todo valía. Este humilde periodista aún recuerda con extrañeza aquella ocasión en que fue convocado de urgencia a una reunión con el entonces director de la Feria del Mueble donde se anunció la gran primicia de que la Feria iba a promover... ¡un campeonato de golf !.
En febrero sabremos si Valencia ha sido capaz de alumbrar el nuevo camino de Habitat o se ha conformado con la bombona de oxígeno que le proporciona el sector azulejero.
Mientras tanto, demos un voto de confianza a Habitat y esperamos que sea capaz de pensar en grande y sin lastres heredados del pasado. Este país funcionaría mejor con una feria de interiorismo fuerte y poderosa.
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