Los daneses me dan mucha envidia, pero no porque sean una comunidad extremadamente
avanzada que disfruta de una razonable paz social, culturalmente desarrollada,
económicamente apacible y, encima, feliz como para salir en las estadísticas de
felicidad europeas por encima de todos. Ni siquiera me dan envidia por esas
series de televisión fantásticas que le plantan cara a los canales de cable
americanos. No es eso. Me dan envidia porque
poseen una palabra en danés que no tiene traducción en nuestro idioma: “hygge”
(pronúnciese “jeigue” para molar un poco).
Proyecto: Ben van Berkel de UNStudio, cortesía de la revista Casa Viva
Es
la primera vez que la oyes… Ya. Yo la oí ayer y no me la he podido quitar de la
cabeza. Deja en paz la Wiki que ya me adelanto con la definición. Hygge es una
cualidad que significa algo así como crear una atmósfera cálida en la que
disfrutar de las cosas buenas de la vida en compañía de gente que nos interese.
Tan sencillo y tan difícil como eso. El resplandor cálido de una vela es hygge.
Una larga y alegre sobremesa con los amigos discutiendo de cosas
intrascendentes o importantes es hygge en estado puro. Pasear con tu perro al
atardecer a la orilla del mar es muy hygge. Conocer rincones secretos de una
ciudad y disfrutar de la hospitalidad de sus gentes es más hygge que la
Sirenita de Copenhagen, que ya es decir.
¿Qué
no es hygge? No hace falta que enumeremos cosas que no se acercan a esa
cualidad, porque todos las tenemos presentes, especialmente si vivimos en una
gran ciudad abrumados por el stress y la contaminación. Lo que me interesa es
que los amigos daneses definen una atmósfera emocional con una sola palabra, lo
que indica lo importante que es para ellos.
Nosotros
no tenemos una palabra tan expresiva y completa como esa; lo que más se acerca
es confort que es un término muy chato. Pero los ingleses que se las dan de
“british” tampoco les alcanza con “cozy atmosphere” y los franceses se quedan
atrás con “ambiance chaleureuse”.
El
foco ahora está puesto sobre el aspecto emocional de los interiores. Y lo que
más nos interesa de las posibles emociones que nos puede disparar un espacio
para vivir, un hotel o un restaurante es que sea hygge. Que sea capaz de
esponjar nuestro espíritu, de dejarnos disfrutar del silencio o convertir la
conversación en música. Que nos enriquezca como personas y nos ayude a crecer.
Un espacio con vocación de hacer feliz a su contenido que somos nosotros.
Se
acabaron las discusiones victorianas sobre estilos decorativos, las buenas
intenciones de los arquitectos modernos que pretendían democratizar los
entornos, las tonterías sobre el minimalismo en decoración y los estomagantes
discursos sobre mestizaje y vintage. Chorradas de ascensor para entretener al
respetable. Cagar y envolver, que dicen los castizos.
Al
poner la atención sobre esos valores (mientras a alguien se le ocurre la
palabra adecuada), los arquitectos e interioristas trabajan con un punto de
vista específico que, al final, producirá espacios hygge. A ver si el triunfo
indiscutible de la estética nórdica en todo el mundo se debe a ese plus de
hygge que lleva en sus genes.
Como
sabemos bien, las cosas que no tienen nombre no existen, así que, una vez más,
declaro mi más rendida admiración a un pueblo que no sólo sabe disfrutar de una
tarde de verano a la fresca con una copa de vino y una conversación agradable,
sino que, además, la identifica sin problemas y le sobra tiempo para inventar
una palabra que la defina. Aprendamos de los que más saben.
Amén, hermano. Precisamente descubrí también el término el otro día y estoy preparando una entrada en la que defiendo esa postura: ¡hay que copiar a la bestia! Y sí, ellos tienen un máster en decorar para vivir, no para ostentar... Pues a ver si aprendemos.
ResponderEliminarAcabo de conocer tu blog y estoy disfrutando como una enana de cada post, qué gustazo da leerte.
Muchas gracias... ahora mismo voy a echar un vistazo al tuyo. Un abrazo
ResponderEliminarTraducción: acogedor.
ResponderEliminarMuy interesante, muy buenas ideas. Aportaría que un piso de madera da calidez y elegancia a cualquier espacio.
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