En el caso 1, la admiración provinciana que le profesamos nos impide integrarlo en nuestra realidad, ya que siempre lo consideramos como un invitado de lujo al que hay que proteger de la contaminación grosera del campo. Es un adorno en nuestras vidas, un acompañante eventual que, tarde o temprano, volverá a la ciudad y nos dejará sumidos en nuestra palurda existencia. En el caso 2, la familiaridad que nos suscita hace que le demos menos importancia de la que tiene, pero también que lo disfrutemos integrado en nuestra vida como el agua del grifo o el despertador. Es algo cotidiano, natural, que no nos molestamos en analizar.
La pasada edición del salón contó con una presencia récord de empresas españolas, KRISKA DECOR, COSENTINO, AMAT 3, SANCAL, LZF LAMPS, VONDOM, MADE DESIGN, PLANNING SISPLAMO, ANDREU WORLD, ENEA CONTRACT. BCD organizó una serie de acciones de promoción del diseño "Made in Barcelona" con una exposición en el Instituto Cervantes de Estocolmo, en el que tomaron parte algunas firmas como MOBLES 114, MARSET, TEIXIDORS, SANTA & COLE, BD BARCELONA, TRES TINTAS, ESTILUZ y RS BARCELONA.
Estas reflexiones están
suscitadas por la visita a la Stockholm
Furniture & Light Fair, a la que asisto amablemente
invitado por sus organizadores y en la que creo atisbar una respuesta casi
imperceptible a la vieja pregunta marxista “Quiénes somos, a dónde vamos, de
dónde venimos que traemos los pantalones tan arrugados”…
En realidad, la respuesta no está
en la Feria (aunque
también) sino soplando en el viendo de la agradable capital sueca (si resulta
amistosa en pleno febrero a temperaturas bajo cero, qué será en primavera), en
las calles, en los restaurantes, en los cafés, en las tiendas, en la gente. Paseas
por la muestra y ves la esencia del diseño escandinavo de toda la vida,
presidido por su majestad el fresno y ese buen gusto que parece un producto
local destilado bajo la nieve. Luego paseas por la ciudad, miras los
escaparates, cenas en Sturehof (absolutamente recomendable) y comprendes que
para los suecos el diseño no es un añadido sino algo tan esencial a su cultura
como el aceite de oliva para la nuestra. No le dan la más mínima importancia y
por eso han aprendido a integrarlo admirablemente en todos los ámbitos, en
espacios nuevos y viejos, en calles y plazas, en muebles y objetos de uso. Lo
viven como una parte natural del proceso de crear cosas, como una forma de
explicar la habilidad de los viejos artesanos, pasada por el filtro de la
modernidad y la industria.
El Restaurante Sturehof de Estocolmo: buen diseño y buena comida.
Lo mezclan con cosas viejas, lo
sazonan con lo que les da la gana y lo agitan sin más. Ni siquiera se molestan
en nombrarlo, de tan cotidiano que es. Esta forma de entender el diseño como
algo consustancial al entorno cotidiano es tan despreocupada que, en ocasiones,
puede provocar cierta sensación de descuido, de despreocupación, incluso de
desprecio. Pero no es así, sino la consecuencia natural de convivir con el buen
diseño tantos años. ¿Quién levanta la cabeza para admirar el Empire State
Building si pasa por allí cada mañana de camino al trabajo?
Me pregunto por qué misteriosas
razones de evolución estética, el buen gusto, la armonía y el equilibrio se han
instalado cómodamente en esos países tan alejados del Mediterráneo, con un
clima que carece de luz y de piedad y les obliga a estar en casa tantos meses
encerrados. ¿La falta de color? ¿El amor por la naturaleza que comparten con
los nipones, también hermanos mayores del diseño? ¿La cultura de la casa?
El diseñador invitado de la Feria de Stockholm: Oki Sato de Nendo, en el espacio que creó para el vestíbulo de esta edición.
Aquí seguimos luchando a brazo
partido para conseguir un mínimo reconocimiento popular al diseño
contemporáneo, por encima de estéticas trasnochadas que se nos han enganchado
como lapas, paseando al primo lejano para admiración de amigotes, venerando
algo que no tiene más importancia que la puramente funcional y suspirando
cuando nos sirven un café (espantoso, eso sí) en una mesita con mantel de lino bordado
de un moderno restaurante sueco.
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