Me gustaría impartir clases de hogarterapia, (disciplina que acabo de inventar) en las que explicaría las diferentes técnicas para alcanzar la plenitud y la merecida felicidad a la que todos tenemos derecho, según Punset, por el simple mérito de haber nacido en una época en que la superviviencia viene con el certificado de nacimiento. La curación de enfermedades de todo tipo mediante remedios de estar por casa, (literalmente).
Podría desarrollar esta nueva
disciplina pseudocientífica con el convencimiento de que el diseño está ahí
para hacer un mundo mejor, y el diseño de interiores, en consecuencia, para
mejorar el día a día de las personas. Si somos capaces de creer que los
colores, los aromas, el chocolate, la risa o la música son instrumentos de
nuestro bienestar, cómo no ver que la casa es directamente la sala de
conciertos donde se interpreta la vida de principio a fin. El escenario principal
de la película que nos ha tocado en suerte con banda sonora incluida y,
esperemos, happy end.
Y no hablo solamente de la sala wellness, donde el agua corre con los gastos de nuestra renovación superficial. Una cocina bien equipada, por ejemplo, repleta de cosas sanas y con aparatos capaces de procesarlas para alimentarnos correctamente, además de permitirnos disfrutar preparándolas, es el mejor estímulo para el apetito.
Una luz suave, atenuada, cambiante, que aproveche el regalo de los rayos del sol, y que se transforme la casa durante la noche en un ambiente relajante, facilitará nuestras conversaciones y la capacidad de ver las cosas de forma positiva. La acústica del salón, la calidad de los tejidos, la nobleza de los suelos, las texturas de los materiales naturales, el respeto al medio ambiente, son la mejor opción para proyectar unas óptimas relaciones sociales a pequeña escala.
Un espacio curativo del interiorista brasileño afincado en España, Jorge Rangel
El espacio bien aprovechado de
las habitaciones infantiles, las posibilidades pedagógicas de mantener el orden
que favorecen los armarios, los escritorios correctamente ubicados, son el
camino directo hacia unos resultados escolares positivos y producen niños sanos
y felices.
El dormitorio bien equipado es la
llave del descanso, pero también abre otras puertas no menos interesantes desde
el punto de vista de la salud como la de una sexualidad plena e imaginativa.
Nada como un espacio cómodo y sugestivo, con una luz delicada cerca del suelo
que matice los detalles de nuestra piel y la de nuestra pareja, para estimular
los sentidos y sacudir la rutina.La biblioteca, la televisión conectada a
La lista se estira hasta el jardín, el huerto doméstico, el rincón de las mascotas, los aseos, las terrazas… todo se convierte en centro de salud, mejora personal y enriquecimiento individual. Un hogar en forma alberga gente sana y equilibrada que recupera en su interior la sensación de protección que es difícil encontrar fuera. Podríamos precisar más con la ayuda de los técnicos y localizaríamos fácilmente los puntos de agarre, los rincones donde podemos curar dolencias específicas como el reuma o poco específicas como la ansiedad y el insomnio.
Pocas cosas hay más placenteras
en nuestra memoria que los recuerdos de ciertas casas donde la felicidad, con
los años lo sabemos, tomó forma y pudimos tocarla con las manos. Tan solo es
cuestión de pensar un poco y descubrir lo mucho que la casa puede hacer por
nuestra salud.
Me encanto tu articulo que razón tienes con hogar terapia.
ResponderEliminarES la psicodecoración que por medio de su practica hacemos del hogar un espacio que transmite buenas vibraciones para sus habitantes y refleja su personalidad con lo que contribuye al bienestar.
Espero que sigas investigando. Un saludo desde Asturias.
Bonita palabra: psicodecoración... ¿Sabes si hay algo escrito sobre este tema? Un saludo
ResponderEliminarLa silla del placer. Muy efectiva.
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