El mundo es un lugar peligroso, no cabe duda. Pero, aunque
uno se acostumbra a todo tipo de desgracias propias y ajenas, hoy me he
asustado de verdad. Se me han puesto los pelos de punta y he notado como se
secaba mi garganta ante la amenaza sombría de un futuro inmediato negro y
amargo, como esas nueces secas que después de luchar contra ellas te muestran
su corazón podrido. Hoy me he puesto muy nervioso cuando he abierto mi correo
electrónico y he visto las predicciones de color para este año de la empresa
Pantone, sin duda una de las más puestas en el tema cromático a nivel
internacional. Espeluznante.
De entrada, rompe la tradición de anunciar un color de
tendencias para este año y anuncia dos a la vez. Dos colores que se llevan bien
pero no tienen nada que ver entre ellos. ¿Por qué hace eso? ¿Qué ha pasado con
esos tonitos que anunciaban el principio de una nueva era de lujo sobrio y
exótico como el cobrizo Marsala del año pasado, o el glamouroso y cálido Orquídea
Radiante del 2014? Algo ha cambiado estos últimos meses que ha aconsejado a las
autoridades del color mojarse menos y apostar por una combinación dual.
La nota de prensa nos explica que los expertos han captado
el aroma de los colores que inundarán la moda, el grafismo y el hogar en 2016 y
han visto que se trata del Rosa Cuarzo y el Azul Serenidad. Dos tonos
amerengados, fríos y ligeramente inhóspitos y levemente antipáticos,
inspiración del clásico dúo prenatal que, a pesar de las mejoras en cuestión de
igualdad de sexos, siguen tan vigentes como siempre: azul para los niños, rosa
para las niñas. A ver quién es el guapo que cuestiona eso.
Pero la explicación de esta elección no se halla en las
clínicas de maternidad sino en la actualidad de la prensa, esa misma a la que
empezábamos a habituarnos como uno se acostumbra a una tendinitis: con fastidio
y resignación. Según los sabios filocromáticos de la corporación, el Rosa
Cuarzo y el Azul Serenidad están ahí destinados a contrarrestar la
incertidumbre de la vida real, las carencias y penalidades que nos esperan,
mediante el poder vivificador, limpiador y calmante que poseen ambos cuando se
combinan en un mismo espacio. Literalmente, “ambos colores combinados aportan
sensaciones de descanso y relajación, incluso en épocas turbulentas.”
¿Épocas turbulentas? ¿Qué nos va a pasar? ¿Qué quieren decir
nuestros amigos los expertos de New Jersey con estas palabras que suenan a
advertencia? Está claro que saben algo que nosotros desconocemos y nos proponen
dos tonos suaves, más que sedantes, anestesiantes, para insensibilizar nuestro
espíritu ante la que nos va a caer. Colores analgésicos, preocupantes por su
esencia terapéutica antes que estética o simplemente funcional, para pintar una
casa o más bien un refugio tipo búnker que, en algunos países, empieza a estar
de moda. Azul Serenidad y Rosa Cuarzo… Estamos avisados.
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