Diseño de interiores: la Ventana de Marcel Benedito

Diseño de interiores: la Ventana de Marcel Benedito
Casa Sardinera de Ramón Esteve. Foto: Mariella Apolonio

martes, 16 de abril de 2013

Mocosos en un pupitre de madera

Se presenta el libro "Los niños de Franco" de Xavier Gassió que es  un ejercicio de nostalgia directa en vena para los que fuimos niños durante los inquietos años 60. Algunas imágenes me arrebatan con un poder insólito que transforma en objeto de culto lo que antes era simple y vulgar atrezzo del dormitorio de un chaval. Lo antiguo tiene poder.

¿Por qué será que cuanto más aprendo sobre el buen diseño más me gustan los objetos antiguos? No estoy muy seguro de cuál es el rebuscado circuito de running mental que conecta mis neuronas ­­entre el sofisticado mundo del diseño de vanguardia y un pupitre de madera que acaricié el otro día en una tienda de antigüedades. Pero funciona.


 Portada del  libro "Los niños de Franco" de Xavier Gassió, Lunwerg Editores


De hecho, la industria está más preocupada que nunca por hallar la piedra filosofal de la autenticidad, y las marranadas que le estamos haciendo al planeta obligan a revisar los materiales con que elaboramos todo lo que nos rodea y volver hacia atrás en busca de antiguas soluciones como el reciclaje. Ah, pero ¿el reciclaje ya se hacía hace años?, preguntarán las nuevas generaciones de diseñadores sostenibles y concienciados… Pues, naturalmente. Cuando yo era un chaval, si no llevabas a la bodega un casco de gaseosa vacío no te daban otro lleno, a cambio del precio del refresco. El cristal se lavaba y se reutilizaba una y otra vez, como algo obvio.


En aquella lejana época (snif), los pupitres de la escuela eran de madera y mostraban las cicatrices que habían dejado en su superficie unas cuantas promociones de mocosos con bata a rayas. Tenían un agujero para poner el tintero, aunque el bolígrafo ya los había relegado a sumidero para la imaginación. También eran de madera el plumier para los lápices, las peonzas, las espadas de romanos y los toboganes del parque por donde me tiraba con los amigos sin soltar el pan con chocolate que mi madre me había preparado para merendar. No vuelvas tarde, me decía, y se quedaba tan tranquila porque el tráfico urbano era un concepto que aún se había de inventar.


La ropa era de algodón o de lana y aún faltaban unos años para que el poliéster empezara a picar. La cartera del cole era de cuero y las botas apretaban los pies hasta que se adaptaban un poco. Las sábanas eran de algodón blanco. Los vasos, de aluminio de colores o de cristal tallado. Los cromos se pegaban en los álbumes con el adhesivo transparente que salía por un tubito metálico y tardabas meses en completarlos a base de sobres que costaban una peseta.


Me pierdo entre los cacharros desmayados del anticuario y algunas de las cosas que veo allí me recuerdan que los años han hecho muy bien su trabajo. Las botellas de leche o de limonada, serigrafiadas con fantásticos logotipos de la época, descansan en cajas de madera, y da gusto acariciar el relieve de las marcas: se han convertido en objetos de deseo. Lo mismo que las sillas de finas patitas de peral tapizadas con motivos geométricos. O las cajas metálicas de lápices de colores.


Visto desde la perspectiva nostálgica que proporciona una tienda de objetos antiguos, todo parece poseer unos atributos de autenticidad que, en su momento, no tenían mucho sentido. Ahora, sí. El diseño busca la magia de esas sensaciones y vuelve la vista atrás para crear objetos que perduren, que trasciendan el vulgar y dañino “usar y tirar”. El revival es una operación de lógica, no de marketing.

Lo antiguo tiene un poder mágico. Imagen de Raul Candales publicada en Vivir en el Campo

Clásico y diseño son dos términos que, desde hace un tiempo, se guiñan el ojo. Quizá la modernidad no es más que una forma de mirar las cosas de siempre con un filtro diferente, de asumir un presente que se despereza sin prisas y con él,  todo aquello que está destinado a sobrevivirnos. Revive la madera, nos dicen los diseñadores más avispados. Vuelve el diseño nórdico, la estética atemporal, limpia, sobria, con regusto a verdad, que sabe envejecer con dignidad. Se recuperan las texturas de los años cincuenta, la estética Mad Men, los materiales que apetece acariciar como una piel dorada por el sol. Ah, pero… ¿se fueron alguna vez?

2 comentarios:

  1. "De hecho, la industria está más preocupada que nunca por hallar la piedra filosofal de la autenticidad".

    La industria después de "arrancarle el alma" a las cosas; Por hacerlas en serie, en grandes cantidades, en materiales artificiales (más baratos). Sólo pensando en la producción....En el dinero! Ha destrozado el equilibrio que "pudo haber existido" alguna vez.
    El diseñador, se ha adaptado a la "rutina inquisidora" del consumo....Para obtener su "vanidoso éxito", sin importarle principios esenciales en multitud de campos humanisticos....

    Y ahora, se dan cuenta, todos ellos, que después de sacarle la máxima rentabilidad= "tajada", al pastel, ya no funciona...."La gallina ya no da más huevos de oro".
    -Oh, que pasa!!!! Socorro!!!! Ya no nos haremos multimillonarios, tan facilmente!!!! Ya no tenemos dinero para mantener todas las excentricidades que hemos comprado, sin sentido alguno!!!!

    Y a mí, realmente, me gustaría saber ,sinceramente, la respuesta a tu frase entrecomillada que añadí como entrada a mi comentario....
    "La industría, REALMENTE, quiere encontrar esa piedra filosofal de la autenticidad* ?
    *[O sea que los productos que quieren vender, "parezca que tengan alma", para que la gente las compre].
    O sólo, se quieren adaptar, al nuevo mercado????"
    Mercado que ahora, empieza a "despertar" de tantas atrocidades que han cometido con todos ellos, por los intereses consumistas con los que han sido manipulados sin piedad?****

    ****[Sólo se han podido dar cuenta a raiz de la crisis mundial, consecuencia de toda esta manipulación feroz.]

    Conclusión:
    Nada es por casualidad!
    Era la "única manera" para volver de nuevo a la "autenticidad", a la esencia....
    Vamos por el buen camino!!!!
    Si el mercado intenta adaptarse "ahora" a nosotros....Hemos ganado una gran BATALLA!!!!

    Saludos a todos los seguidores de este Blog. Y por supuestísimo a su creador Marcel!
    (que como siempre nos deleita abriendo mechas interesantes!!!!)

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  2. Una muy interesante reflexión, Imma. El mercado, lógicamente, siempre está al tanto de lo que espera el consumidor y por eso la sensibilidad ecológica es un buen incentivo. Un saludo

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