Diseño de interiores: la Ventana de Marcel Benedito

Diseño de interiores: la Ventana de Marcel Benedito
Casa Sardinera de Ramón Esteve. Foto: Mariella Apolonio

miércoles, 31 de octubre de 2012

El filósofo que tropezó con el diseño y se hizo pupa

José Antonio Marina, filósofo y divulgador, brillante ensayista y autor de varios libros de ensayo de los que se entienden, mente preclara donde las haya, capaz de relacionar empirismo con física cuántica y revolución social con charcutería, y salir airoso... ¡ay! ha tropezado con el diseño y se ha hecho un pequeño chichón. ¿Qué tendrá el diseño que todos los pensadores se la pegan con él y acaban lastimados? Es que van como locos y no miran por dónde andan, con lo cual se acaban dando un barrigazo en las esquinas. Con lo sencillo que es. Con la cantidad de gente que vive del diseño y de chavales que estudian diseño, y de escuelas de diseño. Y va el hombre, y demuestra que conoce los arcanos del origen de la vida pero no se ha enterado de qué va esto.


Futura sede del Dissney Hub Barcelona, el "Museo de lo Bello"
 
Secuencia de los acontecimientos: Cuál no sería mi alborozo cuando descubro que en el suplemento ES de La Vanguardia de la semana pasada, mi admirado Marina nos regala una página apropiadamente titulada "El Diseño". Y empieza a calentar motores haciendo un recorrido etimológico por el término que es como el envoltorio de un fantástico regalo de aniversario, con sus lacitos retóricos y sus papel erudito. Y de repente, plaf, nos suelta lo que considera que define el término ("apreciada voluntad de estilo"), se da un morrón doloroso y luego se levanta y vuelve a tropezar explicando que el objetivo del diseño es "determinar las prioridades formales" y que es "la belleza que acompaña a la eficiencia". Diagnóstico: fractura de clavícula filosófica con pronóstico reservado. Mucha pupa.
 
 

Escuela de "Artes formales, lujo y estilo guai"
 
Reproduzco el artículo entero porque: 1. Da gusto leerlo como todos los de este señor. 2. Los preliminares amatorios son muy buenos. 3. Al final exclamaremos todos juntos: Ooooooh, qué pena. No ha entendido nada.  Recogeremos los trastos, llamaremos a la ambulancia y nos resignaremos a seguir haciendo trabajo pedagógico de algo tan sencillo, que debe ser muy complicado. Por que si no...
 
 

El Diseño
Los italianos inventaron la palabra disegno en la Florencia del Quattrocento. Derivada de designare, dirigirse con un signo hacia algo, se empleó para nombrar los planos que debían servir para construir un edificio, el proyecto arquitectónico. Pronto los tratadistas italianos distinguieron entre diseño interno y externo, es decir, entre la idea que hay en la mente del diseñador, y el modo como la representa. El francés, amante de la precisión, separó ambos aspectos. Llamó al primero dessein (deseo, meta, propósito) y al segundo dessin (dibujo). El castellano hizo algo parecido pero con menos nitidez. Distinguió entre designio (propósito) y diseño (resultado). En castellano y en catalán dibujo o dibuix tienen otra procedencia. Derivan probablemente de deboissier, labrar en madera.
En el siglo XVIII irrumpió con gran fuerza un poderoso competidor del término diseño: la palabra proyecto. En francés significaba deseos vagos, pero fue importada por la sociedad ingñesa para designar la actitud progresista hacia el futuro. La Ilustración es una continua glorificación de los proyectos sociales, políticos y culturales. Rousseau escribe sus proyectos de constitución, y Kant su Proyecto filosófico para una paz perpetua. Los idealistas y existencialistas instauran el proyecto como lo más peculiar de la naturaleza humana: el esfuerzo infinito para realizarse a sí mismo y ser libre. Al final, ha llegado a ser la imagen paradigmática del hombre moderno al que podemos definir como el ser que emprende. Mientras que en las sociedades tradicionales el presente se vuelve hacia el pasado, las sociedades creadoras viven dispuestas a inventar el futuro.
El éxito de la palabra proyecto arrinconó a diseño, obligándole a especializarse, un mecanismo muy frecuente en las lenguas. La palabra pasión designaba todos los sentimientos, pero ahora solo se refiere a los arrebatados. Respecto al diseño, los hablantes prefirieron usar la palabra para prestigiar la forma frente al contenido. Dos objetos igualmente útiles pueden tener diseños de diferente calidad. Cuando decimos de algo "es de diseño" encomiamos una apreciada voluntad de estilo. Nada vulgar puede ser de diseño. La historia de la palabra nos ha llevado desde el dibujo hasta un secular debate entre forma y contenido. Se define el objetivo del diseño industrial como "determinar las prioridades formales de los objetos producidos industrialmente".
Llegamos a otra relación interesante: forma y función. En su origen, la belleza era el esplendor de la función eficaz. La carrera de un felino, la agilidad de un bailarín, la simplicidad de una ecuación son ejemplos de la austeridad maravillosa de la forma. Pero el lujo, en general, es la proliferación de la forma sobre el contenido. La forma inútil. Los estilos barrocos son un buen ejemplo. En un edificio la fachada debe ser la expresión de la distribución habitable. En los edificios de diseño, la fachada determina el resto de la construcción. Defiendo el buen diseño, como he defendido en estas páginas el buen estilo. Es la belleza que acompaña a la eficiencia.
 
José Antonio Marina, Es/La Vanguardia, 27,10,2012

1 comentario:

  1. es frustrante como el lenguaje ha introducido esta odiosa expresión, refiriéndose normalmente a un objeto cargado inútilmente de ornamentos y colores, como "de diseño". Todo objeto está diseñado, unos mejor que otros... Marina diseña sus libros para satisfacer a un público que se complace en valores tradicionales y sin aristas. Es un gran divulgador pero en mi opinión y por desgracia se queda siempre en la puerta.

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