Diseño de interiores: la Ventana de Marcel Benedito

Diseño de interiores: la Ventana de Marcel Benedito
Casa Sardinera de Ramón Esteve. Foto: Mariella Apolonio

miércoles, 2 de mayo de 2012

Arquitecoholismo, un vicio irrefrenable

Charles Saatchi, fundador de una de las agencias de publicidad más importantes del mundo y millonario recalcitrante, confiesa en su libro de memorias que es un "artehólico". Un coleccionista compulsivo de arte que vive para y por la compra de obras de arte contemporáneo; la única actividad que realmente le apasiona. Coleccionistas de arte o de chapas de cava... la cosa no es muy diferente, excepto por el compromiso económico que supone cada actividad. En ambos casos hay una pasión estética detrás de la obsesión por poseer e intercambiar objetos. 

                           
Museo Vitra de Frank Ghery

Ahora imaginaos a un señor que un buen día decide empezar una colección de obras de arquitectura en su propio jardín. Parece una chifladura muy superior a la de los coleccionistas conspicuos de arte como Saatchi o el fallecido Barón Thysen, porque la arquitectura no la puedes colgar en las paredes de tu baño, ni guardarla en una preciosa vitrina. Pues ese personaje existe. Se llama Rolf Fehlbaum y es el dueño de la empresa de mobiliario suiza Vitra. Por cierto, una de las compañías del sector más prestigiosa en el mundo, por no decir "la más".

Un esquema del Vitra Campus y su colección de arquitectura contemporánea

Su jardín es el denominado Campus Vitra que no es otra cosa que los terrenos que rodean el conjunto de edificaciones de la firma cerca de Basilea. Todo empezó con la adquisición de una escultura monumental a su amigo Claes Oldenburg quien le habló de la potencialidad de un joven arquitecto canadiense llamado Frank Ghery, a quien le pidió que proyectara el Museo Vitra, un honroso antecedente del Guggenheim de Bilbao y de sus obras organicistas. Unos años después necesitaba levantar una pequeña estación de bomberos y decidió encargarle el proyecto a la entonces prometedora arquitecta iraní afincada en Londres, Zaha Hadid. Otro tanto ocurrió con una de las naves industriales que le encargó al portugués Alvaro Siza. Más tarde fue el pabellón de reuniones de directivos que encomendó al japonés Tadao Ando, el pabellón de producción de SANAA... y mientras tanto adquirió una vieja estación de gasolina de Jean Prouvé de 1953, una cúpula geodésica de Buckminster Fuller de 1975. Y así hasta llegar al nuevo show room de la firma, inaugurado hace ahora dos años, el Vitra Haus, obra de los suizos Herzog y De Meuron. Una construcción de siluetas elementales de casas macladas entre sí como si fuera un puzzle tridimensional.  

Vitra Hause de Herzog y De Meuron, en Basilea

Tuve la suerte de asistir a la inauguración de este complejo (y de paso visitar todo el campus) en 2010 y debo decir que la construcción por dentro es un prodigio de iluminación y claridad. Un espacio diáfano donde se suceden las escenas que sirven para ir disfrutando de las afinadas y siempre modernas colecciones de la empresa para decorar la casa. Al acabar la visita, una pequeña tienda te permite adquirir recuerdos de la visita a la colección de arquitectura contemporánea más sorprendente del mundo. Entre ellos las famosas (y caras) miniaturas de los asientos históricos del siglo XX. Vale la pena plantearse esta visita al Vitra Campus que, por otra parte, está perfectamente organizada para quien se decida a pasar por Suiza y acercarse a pasear por este museo al aire libre y disfrutar de los edificios más bellos y emblemáticos de la modernidad.



1 comentario:

  1. Ahora que vivo en Munich, pasaré por ahí!!!!
    Gracias por la interesante propuesta!
    Un abrazo

    ResponderEliminar