Diseño de interiores: la Ventana de Marcel Benedito

Diseño de interiores: la Ventana de Marcel Benedito
Casa Sardinera de Ramón Esteve. Foto: Mariella Apolonio

lunes, 9 de abril de 2012

Cuando el diseñador es un cachondo mental


¿Podemos afirmar que el humor impregna gran parte de los proyectos de diseño industrial que caracterizan nuestra época? Desconozco si hay estudios sobre esta extraña relación, pero sólo hay que echar un vistazo a las previas que recibimos del Salone de Milán para comprobar que, un año más, muchos de los diseños expuestos son un guiño de complicidad con diversos referentes culturales que buscan abiertamente arrancarnos una sonrisa. El sentido del humor es un arma poderosa y en nuestro pequeño mundo funciona con eficacia.
 Vasija en forma de cerdito hucha de Marcel Wanders para Moooi

Habría que remontarse a la cultura pop (de la que beben la mayoría de los profesionales en activo) para reconocer a los Warhol y compañía como antecedentes de este espíritu. Su crítica poética a la sociedad de consumo se lleva hasta el final y se convierte en materia narrativa para los nuevos diseños y ejercicio de estilo. Lo que hizo Warhol con las latas de sopa Campbell se parece bastante a la operación de traslación a plástico de las sillas Louis XVI de Philippe Starck, y el hecho de que el francés guste de hacer payasadas en las presentaciones de sus productos da mucho qué pensar.

American Chateau By Jaime Hayón 

Pensemos en el gran (en todos los sentidos, que he estado a su lado) Marcel Wanders y en su logo con nariz de payaso dorada, en los propios diseños que hace para Moooi, con ese humor sofisticado y barroco que forma parte de su personalidad. Pensemos en nuestro prolífico Jaime Hayón y en lo mucho que le gusta disfrazarse para las fotos promocionales. Los objetos que ha hecho para Lladró, Baccarat, BD o Camper aparecen siempre impregnados de un sentido del humor hispánico que se vende de maravilla en el extranjero, con ese punto de melodrama que tan bien capta Almodóvar en sus películas.


Green Chicken de Jaime Hayón

La mirada del diseñador es lúdica, infantil y un punto cachonda. Nos enseña a reírnos de las cosas y de nosotros mismos y nuestras tonterías en un ejercicio de vitalidad imprescindible. Nos ayuda a pasar con menos amargura por este valle de lágrimas económico y a ver el futuro con esperanza. Tal vez sería conveniente que se impartiera una asignatura de sentido del humor en las escuelas de diseño. Ese puntito de ironía que los descendientes de Cervantes (otro cachondo) sabemos dosificar como nadie.

2 comentarios:

  1. ¿Humor? o es "tendencia"?
    he ahí la cuestión!

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  2. Hola!
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