Diseño de interiores: la Ventana de Marcel Benedito

Diseño de interiores: la Ventana de Marcel Benedito
Casa Sardinera de Ramón Esteve. Foto: Mariella Apolonio

jueves, 1 de marzo de 2012

El cuento del diseñador y el ingeniero

¿Qué puede hacer el diseño por mejorar nuestro mundo? Pregunta topicaza que muchos profesionales contestan diciendo cosas como Calidad de Vida, Belleza en nuestro Entorno, Funcionalidad y Estética… Vale, vale. He puesto yo las mayúsculas para que entendáis la entonación y el rictus de la boca. No me estoy riendo de los diseñadores, sino todo lo contrario. Todo eso, y más, aporta el diseño a nuestra vida.

Pero yo destacaría un rasgo esencial, algo que está en la base de esta disciplina, que supone una actitud y no una habilidad de gente que sabe proyectar paisajes urbanos, edificios, casas, ceniceros… Una mirada limpia a las cosas que es la verdadera lección del buen diseño. Un golpe de agua fresca en la cara que limpia los ojos por la mañana. Una revelación inesperada. El diseño aporta algo increíblemente poderoso en nuestro tiempo. Simplicidad.

El diseñador industrial Josep Lluscà

La mejor definición del diseñador me la confió una noche el maestro Josep Lluscà, en un restaurante de Colonia, tras un chucrut magnífico bajado a base de lager fresquita. La historia es, además, preciosa:

“El responsable de una vía férrea está preocupado porque los viajeros se quejan de que el traqueteo de los trenes les impide dormir durante el viaje. De  modo que, para resolver el problema, llama a un ingeniero y a un diseñador. Les expone el conflicto y les pide que den con una solución para el ruido que producen las ruedas al pisar las juntas de acero de las vías, en el plazo más breve posible. Al cabo de dos semanas los dos profesionales se presentan ante el director de la línea de ferrocarriles con sus soluciones. El ingeniero ha proyectado un complejo y sofisticado dispositivo de amortiguación a base de ballestas, muelles y flexos que hace que las ruedas pasen por encima de las juntas de las vías de forma extremadamente suave. Es un poco caro pero el ruido queda bastante amortiguado. El director está complacido y entonces se dirige al diseñador que solo trae un tramo de vía en sus manos. ¿Y usted que propone? le pregunta. Y el diseñador le muestra la vía y le dice: ‘Simplemente, que hagan las juntas en diagonal’…”

La complejidad es una variable de nuestra vida que da trabajo a mucha gente. La burocracia, la política, la economía de Estado, el poder judicial, el derecho, son temas complejos que precisan de profesionales muy preparados para solucionar nudos que, al final, eran relativamente sencillos. La crisis económica y las consecuencias que estamos sufriendo son derivas perversas de la complejidad (y la avaricia) que han creado falsa riqueza.

Contra la absurda y nefasta complejidad que nos angustia, los buenos diseñadores nos recuerdan que "menos, siempre es más". Que lo simple posee una belleza inigualable. Que buscar la simplicidad es sembrar el futuro de la esperanza. Que bastaba con cambiar el perfil de la vía.

3 comentarios:

  1. Qué gran historia la de la vías!, la utilizaré para explicarle al empresario por qué hay que poner a un diseñador en tu vida, con tu premiso y el de Josep, gracias de antemano ;-)

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